La cestería era una actividad doméstica. Su uso diversificado (canastas, capazos, alfombras, nasas para peces, sillas) se debe sin duda a su bajo costo. Para su elaboración los artesanos utilizaban mimbre, junco, avellano, sauce, zarza, abedul y cualquier otro material vegetal que pudiera ser trenzado. Un uso particular de la cestería es también citado por Julio César, quien anotó que durante su independencia, algunas tribus galas hacían enormes "maniquíes de mimbre tejido" que se rellenaban de hombres vivos y se les prendía fuego (La Guerra de las Galias, IV, 16). Los cesteros galos lograron fabricar coraclos, es decir, pequeños botes redondos u ovalados mencionados por autores latinos como César y Plinio el Viejo. Hechos con un armazón de cestería y recubiertos de cuero, estos barcos eran tan ligeros que podían llevarse sobre los hombros. Este tipo primitivo de embarcación era utilizada por los bretones en la época de la invasión de Julio César, quien dejó testimonio de su descripción e incluso la utilizó durante su campaña en España. Según los antiguos escritores, el cuero utilizado era de caballo o de toro. El currach irlandés es un coraclo que se sigue utilizando hoy día, especialmente en el río Spey. Hay otras embarcaciones por el mundo del mismo tipo: el bull-boat de los indios, la gufa iraquí, el thung-chai vietnamita y los ku-dru y kowas del Tíbet.
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